sábado, 17 de febrero de 2018

Un sestercio dinástico en honor a los gemelos Tiberio y Germánico

El reinado de Tiberio


Al llegar al trono en el 14 d.C., Tiberio enfrentó el complejo desafío de ejercer un poder que estaba íntimamente asociado a la figura de Augusto. Por otra parte, a pesar de que el fin de la república no era un secreto para nadie, el discurso oficial insistía en preservar cierta apariencia de republicanismo como herramienta de propaganda y legitimación. En consecuencia, Tiberio llevó adelante una política marcada por un fuerte tradicionalismo, que rechazaba toda innovación sobre los preceptos fijados por Augusto.

Uno de los ámbitos en los que el conservadurismo de Tiberio se hizo visible fue el monetario. El emperador mantuvo operativas las cecas del período anterior y no llevó a cabo modificaciones significativas en la iconografía de las monedas de oro y plata. El único ámbito en el que hubo algunas innovaciones fue el de las monedas de bronce y latón acuñadas en Roma, donde aparecieron algunos nuevos tipos muy llamativos, como el famoso sestercio con el carpentum, del que ya he tratado en otra entrada de este blog.


Sestercio 22-23, Æ 28.22 g. Cabezas enfrentadas de dos niños pequeños en cornucopias cruzadas con caduceo en medio. Rev. DRVSVS CAESAR TI AVG F DIVI AVG N PONT TR POT II alrededor de S C. RIC Tiberius 42.







El sestercio dinástico con doble cornucopia del 22-23 d.C.


En esta entrada quiero presentar otro sestercio de gran belleza, el acuñado entre los años 22 y 23 d.C. designando como sucesores a los pequeños gemelos Tiberio y Germánico , los hijos de Druso y Livilla, y nietos de Tiberio. Ya habían transcurrido casi tres años desde la muerte de Germánico, sobrino de Tiberio y su primer heredero designado. Tiberio no había designado oficialmente a otros herederos, pero la acuñación de esta moneda era una clara señal de que se pretendía presentar al pueblo una nueva dinastía que aseguraría un gobierno estable por dos generaciones con Druso, primero, y con sus hijos después.

El motivo elegido para transmitir ese mensaje es muy llamativo. Dos cornucopias cruzadas con un caduceo. De las primeras emergen las cabezas de los dos infantes. Una clara señal de la prosperidad que el pueblo romano puede esperar de la futura sucesión dinástica del emperador.

Las cornucopias cruzadas eran un motivo familiar en las monedas antiguas, y su acompañamiento con racimos de uvas, hojas de parra y conos de pino alude aquí aparentemente a Baco o Líber en referencia a la fecundidad. Claramente la idea es presentar la prosperidad y fecundidad de la dinastía reinante como señal del favor divino, con el caduceo simbolizando a Mercurio como el mensajero de los dioses y el portador de la buena fortuna.

Las esperanzas dinásticas de Tiberio no llegarían a materializarse. Pocos meses después de ser acuñados estos sestercios, fallecieron Druso y su hijo Germanicus. Livilla, caería en desgracia en los años siguientes al ser asociada con el prefecto del pretorio Sejano. El pequeño Tiberio sobreviviría lo suficiente como para ser co-heredero junto con Calígula, pero sería pronto eliminado por su despiadado primo.

Æ Sestertius (30 mm, 21.79 g) Roma AD 149. Anv. Busto laureado a la derecha. Rev. Cornucopias cruzadas de las cuales cuelga un racimo de uvas flanqueado por dos orejas de grano, coronadas por bustos de dos niños. RIC III 857

Las cornucopias de Antonino Pío


El tipo del sestercio de Tiberio fue revivido poco más de un siglo más tarde por el emperador Antonino pío y acuñado en áureos y sestercios para celebrar el nacimiento de gemelos a su sucesor Marco Aurelio, y su esposa Faustina la menor. Se trata de un niño y una niña, que suelen identificarse como Aurelio Antonino y la futura emperatriz Lucila.

Al igual de lo que sucedió con los sucesores de Tiberio, las esperanzas presentadas en esta moneda no llegarían a cumplirse. El pequeño varón falleció antes de alcanzar el año de edad. Era, por supuesto, algo común en el mundo romano en el que la mortalidad infantil alcanzaba cifras muy elevadas. 

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